El sábado pasado, mi hijo de 5 años jugó su último partido de fútbol de la temporada en Indianápolis. Fue un gran partido y, de hecho, hubo una tanda de penales al final para decidir el partido. Vale, son niños de 5 y 6 años, así que no había portero y básicamente tuvieron que patear la pelota directamente al arco desde 30 yardas de distancia, pero, de todos modos, fue bastante emocionante. Nuestro equipo perdió, pero, como en cualquier partido de fútbol juvenil, el foco estaba más en conseguir las medallas y en cuál era el refrigerio de la semana.
Fue un gran día de otoño en Indiana y pude disfrutar del sol, algo que es poco habitual a principios de noviembre. Me hizo pensar en que la mayoría de las personas desconocen que la exposición prolongada a los mismos rayos ultravioleta (UV) nocivos que afectan a la piel también pueden dañar los ojos. El sábado, mientras estábamos al aire libre, los ojos de todos los niños estuvieron expuestos a los rayos del sol. Algunos de los padres que estaban al margen llevaban gafas de sol, mientras que otros llevaban sombreros, que son útiles para bloquear los rayos UV y evitar que lleguen a los ojos. Cuando estoy al aire libre, suelo utilizar lentillas que bloquean los rayos UV y también gafas de sol polarizadas, que son estupendas para absorber y bloquear los rayos UV, a la vez que reducen el resplandor del sol.
La próxima vez que usted y sus hijos jueguen al aire libre, concéntrese en la salud de sus ojos usando anteojos de sol, sombreros con ala o lentes de contacto de primera calidad con protección UV. Si no tiene estos artículos disponibles, asegúrese de acudir a su optometrista, oftalmólogo o centro oftalmológico local de Indianápolis.
